Honores

Recibe múltiples condecoraciones y distinciones, del Ministerio de Educación Pública, del Ilustre Municipio de Pelileo. Tungurahua. Al Mérito Cívico, Educativo y Cultural. Ilustre Municipalidad de Ambato. Distinción «Juan León Mera». Ilustre Municipalidad de Ambato, entre muchas otras.

El 31 de julio de 1997 se incorpora como Miembro Correspondiente de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, con la ponencia titulada Una historia entre romances La presentación estuvo a cargo del Académico Dr. Gustavo Alfredo Jácome.

El 17 de enero de 2002 ingresa a la AEL (Academia Ecuatoriana de la Lengua), en calidad de Académico de Número, en la ciudad de Ambato. Su discurso versó sobre el tema “Bernardino Echeverría, académico, pastor y poeta”. Comentó su discurso el académico de número don Jaime Dousdebés C.

COMENTARIO DE PERSONAJES ILUSTRES

“Mario Cobo Barona es un verdadero poeta porque participa de la grandeza de la divinidad y de la grandeza de las intenciones de la divinidad de la tierra. Es un poeta que vibra y al vibrar siente el dolor de la vida y siente la amargura de las épocas y el trastorno de los acontecimientos; su poesía es idea y vibración como raíz, idea como comprensión”

Dr. José María Velasco Ibarra. (ExPresidente del Ecuador)


“Hemos asistido a la dignidad del pensamiento ecuatoriano; dignificando en la palabra, queda dignificado en la palabra, en los pensamientos y los sentimientos del ser humano”.

Dr. Carlos Julio Arosemena. (Ex Presidente del Ecuador)


“Usted es un escritor de toda línea. Sus textos, ensayos, narraciones, poesía, son de una contextura sorprendente. Su estilo innovador y admirable, tiene también la precisión y la belleza de la lengua. Juega con las ideas y las palabras que lo traducen como un consumado maestro”.

Ángel Felicísimo Rojas. (Académico de la Lengua)


Félix Yépez Pazos sostenía que Barona «Es un creador de palabras, de verbos, a partir de los viejos elementos (ternurizar, candelizar, fronterizar, etc.) para enriquecer la frase o el periodo total».


Poeta y filósofo humanista, con una obra profunda y prolífica, maestro y compañero, referente de la heredad, amador y defensor de la naturaleza a rajatabla, denostador de la ortodoxia encasillada en camisa de fuerza, inquisidor severo de lo superfluo y de los usuales ultrajes al idioma, Mario Cobo Barona ha cumplido a cabalidad con su tierra, con su país que es el universo, con la educación, con la literatura, con la historia. […] Acreedor a múltiples reconocimientos nacionales e internacionales, se ha mantenido modesto y generoso. El envilecimiento ante lo grande no lo ha envilecido. Ha seguido creciendo en silencio como los grandes: en silencio.

Héctor Estrella Jungbluth

[Colección: Memoria de Vida – Materia: Poesía – Libro – Formato: 21 x 15 – ISBN: 9789978624593 – Fecha: 2007/07 – Páginas: 245 – Precio: 10 – Editorial: Pedro Jorge Vera – PICHINCHA – MATRIZ]


Jueves, 26 de noviembre de 2009

Obra. Es una puerta entreabierta para dar paso a la imaginación y al conocimiento de los versos de la propia tierra.

“Cuando algo se hace sin siquiera haberlo soñado me parece un tamaño atrevimiento, pero tal actitud, en muchas ocasiones, puede, al abrir las puertas, ofrecer insospechadas satisfacciones…”, son las primeras palabras del prólogo del libro Romances y Sonetos de Mario Cobo Barona, obra que circula hoy en una edición más de la ‘Colección de autores ambateños 2009’ de diario La Hora.

El prólogo es de autoría de Carlos Vacacela, quien señala “Romances y sonetos es una selección del amplio repertorio de la creación poética de Mario Cobo Barona, desde donde aborda temas variados y ubicados en distintas perspectivas temporales y espaciales”.

Resalta que la poesía de Cobo es un himno al habitante andino, a la naturaleza, a la vida noblemente sencilla, canta a los otros, que por sus labios habla el poeta, vive y desvive sus designios cuando manifiesta “creo reconocerme en todos esos personajes, inscritos en mis obras”, son las palabras de Cobo, citadas en las primeras líneas de su obra.


domingo, abril 29, 2007

REQUIEM POR MARIO

Hace unos días el poeta y académico de la lengua, Mario Cobo Barona, murió de un infarto cardiaco, dejándonos un poco huérfanos a todos los que lo queríamos y admiramos. Escribí este artículo en su homenaje. No es más que un reconocimiento de amor por su persona.

Alto. Espigado. Con garbo al caminar. De cara dulce y amigable. Así lo veníamos los que lo queríamos. Que éramos muchos. He llegado a pensar que somos todos los que queríamos a Don Mario Cobo Barona. Y ya no hay muchos a quien querer así.

Hace unos meses presentó mi libro Salvados del naufragio, junto con Iván Oñate. Sus impecables discursos: sonoros, canoros, seguros, siempre impactan. Luego lo entrevisté en una bella página que alguna vez publicaré en un sendo libro de entrevistas a escritores ecuatorianos e hispanoamericanos. Más tarde quedamos en preparar juntos la antología poética de nuestra provincia en el siglo XX. Él era el idóneo para hacerlo. Él tenía el temple y el coraje del Dios Apolo. Además de la pasión que emanaba por las calles marmoteadas de sus poemas, de sus sonetos, de sus romances, de su prosa pulida por un cincel de diamante.

Mario era pasión y trabajo. Con Mario no se jugaba. A él no le metían gato por liebre ni en la poesía, ni en la vida. Pero era tan amable, tan cortés, tan Barón de antigua casa palaciega, que era imposible encontrarle defecto a viva voz. Habría que excavar en su vida para encontrarle algo disímil, y en eso no nos metemos sus amigos, porque consideramos que Mario se fue sin que sea tiempo para irse, para dejarnos a todos los ambateños huérfanos a destiempo, como si no tuviéramos problemas, dificultades y, sobretodo, porque estamos carentes de amigos y Mario era impecable para la amistad. Su fraternidad estaba impermeabilizada. Había allí un tremendo respecto y una vocación genuina.

Académico. Prosista a lo Cervantes. Metrista a lo Garcilazo, sonetista a lo Petrarca y amigo a lo discípulo. Así, como el buen Jesús de Nazareth, abrió sus brazos a sus contertulios jóvenes. Así me abrió su corazón partido en una cañón de maravillas. Es el poeta de Ambato por excelencia, la voz firme de un corazón plegado al sol.

Mario te queremos todos. Porque gracias a ti la poesía de Ambato siempre rondó la esperanza. Siempre es temprano para tu partida. Pero, eso sí, te prometemos, aquí nos quedamos los que te queremos y te seguimos para cantarle al mundo y decirle a la Patria que tú eras el poeta de los mármoles y el amigo de todos. Gracias por haber existido. Ahora tus libros te harán vivir en el paraíso. Amigo.